Las razas de caza no son extremadamente fáciles de gobernar; sin embargo,como pasa con los perros de pastor,en un momento dado pueden llegar a perder el control debido a que ponen excesivo celo en el trabajo.También su instinto natural para la caza pueden acarrearnos algún problema.Son perros con un desarrolo precoz,que necesitan ser estimulados ya desde cachorros.Se muestran muy amigables y simpáticos con las personas-un buen ejemplo de ello es que no sirven como perros guardianes-y la mayoría no son agresivos hacia otros perros.De hecho hay gran variedad de perros cazadores.Alguna razas tienen afición a seguir los rastros y trabajan,por lo tanto con el olfato; otras,al percibir cualquier ruido,se lanzan en aquella dirección,pues trabajan fundamentalmente con el oído,y un tercer grupo persigue la caza que huye y,por tanto,trabaja con el olfato y el oído,así como con la vista.
A los perros que se guían mucho por el olfato se les puede ofrecer tareas de búsqueda ( el dueño puede llevar algo en la mano,para que se impregne de su olor,y esconderlo para que el animal lo encuentre).
El perro que trabaja con el oído suele divertirse hurgando en un montón de paja o en un matorral denso,buscando una pelota que previamente le hemos tirado.A los perros cazadores podemos entenderles lanzándoles un disco de plástico o una pelota.En este grupo encontramos los spaniels,el setter,los bracos y el teckel.
